Prácticas del Lenguaje: El cuento policial

ESCUELA 21 – DE 10
7mo grado
PRÁCTICAS DEL LENGUAJE

SEMANA del 20 al 30 de abril
El cuento policial


·      ACTIVIDADES

Martes 21/04

Durante estas semanas, les sugerimos continuar con la lectura de cuentos del subgénero policial, la elaboración de escrituras para registrar organizar información y la producción de algunas breves escrituras de ficción que pro- muevan un acercamiento creativo personal a la literatura. Una vez que se retomen las clases presenciales, el/la docente decidirá el alcance de la pro- puesta, una de cuyas ampliaciones podría consistir en la producción de una antología de cuentos policiales por parte de los y las estudiantes.

Te propongo en un principio mirar esta propuesta audiovisual de Canal Encuentro del Ministerio de Educación para conocer qué características tienen los cuentos policiales




Para organizar lo relatado en este video, podemos decir que:


En los cuentos policiales, las historias giran en torno a la investigación de un misterio. Investigar es un trabajo necesario e inevitablemente para conocer las causas de aquello que a simple vista no podemos explicar. Pistas, indicios, culpables y víctimas son parte del recorrido que haremos junto al detective, quien podrá en juego todo su ingenio para llegar a la verdad oculta. 
En los cuentos policiales clásico o de enigma se plantea un misterio que se debe resolver por medio de la lógica; se central, por lo tanto, en la investigación de un delito y su posterior resolución. Así, el razonamiento del o la detective, protagonistas de estos cuentos, conduce a personajes y lectores a la explicación de los hechos. 
Algunos elementos propios de este tipo de cuentos son: el delito, las pistas, el o la detective, el o la ayudante, otras u otros personajes.

Algunos autores y autoras de cuentos policiales famosos y que también se mencionan en la propuesta audiovisual son: EDGAR ALLAN POE, ARTHUR CONAN DOYLE, AGATHA CHRISTIE, JOSEPH BELL, PATRICIA HIGHSMITH, RODOLFO WALSH 




·       Leé este cuento policial y reescribí el final atendiendo a las características del subgénero (policial).


La pieza ausente
de Pablo de Santis


Comencé a coleccionar rompecabezas cuando tenía quince años. Hoy no hay nadie en esta ciudad –dicen- más hábil que yo para armar esos juegos que exigen paciencia y obsesión.
Cuando leí en el diario que habían asesinado a Nicolás Fabbri, adiviné que pronto sería llamado a declarar. Fabbri era Director del Museo del Rompecabezas. Tuve razón: a las doce de la noche la llamada de un policía me citó al amanecer en las puertas del museo.
Me recibió un detective alto, que me tendió la mano distraídamente mientras decía su nombre en voz baja –Lainez- como si pronunciara una mala palabra. Le pregunté por la causa de la muerte: “Veneno” dijo entre dientes.
Me llevó hasta la sala central del Museo, donde está el rompecabezas que representa el plano de la ciudad, con dibujos de edificios y monumentos. Mil veces había visto ese rompecabezas: nunca dejaba de maravillarme. Era tan complicado que parecía siempre nuevo, como si, a medida que la ciudad cambiaba, manos secretas alteraran sus innumerables fragmentos. Noté que faltaba una pieza.
Lainez buscó en su bolsillo. Sacó un pañuelo, un cortaplumas, un dado, y al final apareció la pieza. «Aquí la tiene. Encontramos a Fabbri muerto sobre el rompecabezas. Antes de morir arrancó esta pieza. Pensamos que quiso dejarnos una señal.
Miré la pieza. En ella se dibujaba el edificio de una biblioteca, sobre una calle angosta. Se leía, en letras diminutas, Pasaje La Piedad.
-Sabemos que Fabbri tenía enemigos -dijo Lainez-. Coleccionistas resentidos, como Santandrea, varios contrabandistas de rompecabezas, hasta un ingeniero loco, constructor de juguetes, con el que se peleó una vez.
-Troyes –dije-. Lo recuerdo bien.
-También está Montaldo, el vicedirector del Museo, que quería ascender a toda costa. ¿Relaciona a alguno de ellos con esa pieza? -Dije que no.
- ¿Ve la B mayúscula, de Biblioteca? Detuvimos a Benveniste, el anticuario, pero tenía una buena coartada. También combinamos las letras de La Piedad buscando anagramas. Fue inútil. Por eso pensé en usted.
Miré el tablero: muchas veces había sentido vértigo ante lo minucioso de esa pasión, pero por primera vez sentí el peso de todas las horas inútiles. El gigantesco rompecabezas era un monstruoso espejo en el que ahora me obligaban a reflejarme. Sólo los hombres incompletos podíamos entregarnos a aquella locura. Encontré (sin buscarla, sin interesarme) la solución.
-Llega un momento en el que los coleccionistas ya no vemos las piezas. Jugamos en realidad con huecos, con espacios vacíos. No se preocupe por las inscripciones en la pieza que Fabbri arrancó: mire mejor la forma del hueco.
Laínez miró el punto vacío en la ciudad parcelada: leyó entonces la forma de una M.
Montaldo fue arrestado de inmediato. Desde entonces, cada mes me envía por correo un pequeño rompecabezas que fabrica en la prisión con madera y cartones. Siempre descubro, al terminar de armarlos, la forma de una pieza ausente, y leo en el hueco la inicial de mi nombre.


BIOGRAFÍA
Pablo de Santis nació en Buenos Aires, el 27 de febrero de 1963. Estudió la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires, y trabajó como periodista y guionista de historietas. Publicó el álbum Rompecabezas (1995), que reúne una parte de las historietas que hizo con el dibujante Max Cachimba para la revista Fierro. Es autor de más de diez libros para adolescentes, por los que ganó en 2004 el Premio Konex de platino. Publicó su primera novela, El palacio de la noche, en 1987. Para la televisión, escribió los textos de los programas El otro lado y El visitante, y fue guionista de la miniserie Bajamar, la costa del silencio. Es también autor de varios ensayos sobre el género de las historietas.
  
Respondé en tu carpeta (si te animás y sabés hacerlo, podés organizar las respuestas en un archivo Word).

1.     ¿Por qué La pieza ausente es un cuento policial? Justificá tu respuesta a partir de la definición dada.


Jueves 23/04

·       Continuá analizando el cuento La pieza ausente, de Pablo de Santis:

2. ¿Por qué motivo llaman a declarar al protagonista? ¿Era sospechoso? Explica.
3. ¿Qué pista había dejado la víctima sobre su asesino?
4. ¿Qué deducciones habían sacado los detectives a partir de esa pista? ¿Quiénes eran los posibles culpables?
5. El protagonista dice que encuentra la solución sin buscarla, ¿qué explicación da acerca de esto?
6. Montaldo fue arrestado como el autor del crimen, ¿por qué?
7. Hacia el final, el protagonista nos cuenta sobre la actitud del asesino, ¿qué le envía todos los meses? ¿cuál es el mensaje implícito de los envíos?

8. Buscá el significado de las palabras que no conocés. ¿Encontrás en el texto alguna palabra compuesta?
9. En una parte del cuento aparece la palabra anagrama. Teniendo en cuenta lo que trabajamos la semana pasada en nuestro encuentro virtual con los compañeros y compañeras del grado, ¿podés explicar el significado de esa palabra? Te doy una pista: está formada por un prefijo y otra palabra de origen griego.




Martes 28/04

Tres portugueses bajo un paraguas
 (Sin contar el muerto)
de Rodolfo Walsh

(El comisario Jiménez y Daniel Hernández fueron la pareja de investigadores de quienes Walsh se hizo acompañar en sus primeras incursiones literarias. Si no hubiera escrito más que cuentos policiales, de todos modos, sería recordado por su ingenio, su humor y la sequedad de su pluma. Este cuento fue publicado en la revista “Leoplán” en 1955).


1
El primer portugués era alto y flaco.
El segundo portugués era bajo y gordo.
El tercer portugués era mediano.
El cuarto portugués estaba muerto.


2
–¿Quién fue? –preguntó el comisario Jiménez.
–Yo no –dijo el primer portugués.
–Yo tampoco –dijo el segundo portugués.
–Ni yo –dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto.

3
Daniel Hernández puso los cuatro sombreros sobre el escritorio.
El sombrero del primer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del segundo portugués estaba seco en el medio.
El sombrero del tercer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del cuarto portugués estaba todo mojado.

4
–¿Qué hacían en esa esquina? –preguntó el comisario Jiménez.
–Esperábamos un taxi –dijo el primer portugués.
–Llovía muchísimo –dijo el segundo portugués.
–¡Cómo llovía! –dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués dormía la muerte dentro de su grueso sobretodo.

5
–¿Quién vio lo que pasó? –preguntó Daniel Hernández.
–Yo miraba hacia el norte –dijo el primer portugués.
–Yo miraba hacia el este –dijo el segundo portugués.
–Yo miraba hacia el sur –dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto. Murió mirando al oeste.

6
–¿Quién tenía el paraguas? –preguntó el comisario Jiménez.
–Yo tampoco –dijo el primer portugués.
–Yo soy bajo y gordo –dijo el segundo portugués.
–El paraguas era chico –dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués no dijo nada. Tenía una bala en la nuca.

7
–¿Quién oyó el tiro? –preguntó Daniel Hernández.
–Yo soy corto de vista –dijo el primer portugués.
–La noche era oscura –dijo el segundo portugués.–Tronaba y tronaba –dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba borracho de muerte.

8
–¿Cuándo vieron al muerto? –preguntó el comisario Jiménez.
–Cuando acabó de llover –dijo el primer portugués.
–Cuando acabó de tronar –dijo el segundo portugués.
–Cuando acabó de morir –dijo el tercer portugués.
Cuando acabó de morir.


9
–¿Qué hicieron entonces? –preguntó Daniel Hernández.
–Yo me saqué el sombrero –dijo el primer portugués.
–Yo me descubrí –dijo el segundo portugués.
–Mi homenaje al muerto –dijo el tercer portugués.
Los cuatro sombreros sobre la mesa.

10
–Entonces ¿qué hicieron? –preguntó el comisario Jiménez.
–Uno maldijo la suerte –dijo el primer portugués.
–Uno cerró el paraguas –dijo el segundo portugués.
–Uno nos trajo corriendo –dijo el tercer portugués.
El muerto estaba muerto.

11
–Usted lo mató –dijo Daniel Hernández.
–¿Yo señor? –preguntó el primer portugués.
–No, señor –dijo Daniel Hernández.
–¿Yo, señor? –preguntó el segundo portugués.
–Sí, señor –dijo Daniel Hernández.

12
–Uno mató, uno murió, los otros dos no vieron nada –dijo Daniel Hernández. Uno miraba al norte, otro al este, otro al sur, el muerto al oeste. Habían convenido en vigilar cada uno una bocacalle distinta para tener más posibilidades de descubrir un taxímetro en una noche tormentosa.
“El paraguas era chico y ustedes eran cuatro. Mientras esperaban, la lluvia les mojó la parte delantera del sombrero.”
“El que miraba al norte y el que miraba al sur no tenían que darse vuelta para matar al que miraba al oeste. Les bastaba mover el brazo izquierdo o derecho a un costado. El que miraba al este, en cambio, tenía que darse vuelta del todo, porque estaba de espaldas a la víctima. Pero al darse vuelta, se le mojó la parte de atrás del sombrero. Su sombrero está seco en el medio, es decir mojado adelante y atrás. Los otros dos sombreros se mojaron solamente adelante, porque cuando sus dueños se dieron vuelta para mirar el cadáver, había dejado de llover. Y el sombrero del muerto se mojó por completo al rodar por el pavimento húmedo.”
“El asesino usó un arma de muy reducido calibre, un matagatos de esos con que juegan los chicos o que llevan algunas mujeres en sus carteras. La detonación se confundió con los truenos (esa noche hubo una tormenta eléctrica particularmente intensa). Pero el segundo portugués tuvo que localizar en la oscuridad el único punto realmente vulnerable a un arma tan pequeña: la nuca de su víctima, entre el grueso sobretodo y el engañoso sombrero. En esos pocos segundos, el fuerte chaparrón le empapó la parte posterior del sombrero. El suyo es el único que presenta esa particularidad. Por lo tanto es el culpable.”

El primer portugués se fue a su casa. Al segundo no lo dejaron.
El tercero se llevó el paraguas.
El cuarto portugués estaba muerto.
Muerto.

BIOGRAFÍA
Nació en 1927 (Choele-Choel, Río Negro, RA). Fue escritor, periodista, traductor y asesor de colecciones. Su obra se incluye dentro del género policial, el periodismo y la prosa testimonial. Entre sus obras hallamos los Cuentos para tahúres (1953), Variaciones en rojo (1953), Operación Masacre (1957), Los oficios terrestres (1965) ¿Quién mató a Rosendo? (1969). Walsh representó la interacción del intelectual con la política. El 25 de marzo de 1977 sufrió una emboscada por parte de un pelotón especializado; como militante revolucionario se resistió, hirió y fue herido. Su cuerpo nunca apareció. El día anterior había escrito la Carta abierta a la Junta Militar.




1.     Volvé a leer el cuento policial y proponé para cada uno al menos tres preguntas que se relacionen con
            • El crimen que se investiga. 
• La forma en que el detective investiga. 
• Las pistas. 
• Las partes enigmáticas. 
• Cómo se resuelve el caso.



2.     En este cuento aparece muchísimas palabras compuestas. Hacé una lista de todas las que encontrás.

Recordá que tu producción escrita debe estar debidamente organizada en tu carpeta de Prácticas del Lenguaje (o en un archivo Word con su título).



Jueves 30/04

ACTIVIDAD FINAL: DETECTIVES POR UN DÍA
Elegí uno de los dos cuentos con los que trabajamos en esta secuencia. Imaginá que sos el detective o la detective que estuvo a cargo de la investigación del caso.
Elaborá un texto escrito en que narres en primera persona (yo) cómo fue el desarrollo de tu trabajo sobre el crimen que se investigó. En ese texto tendrás que presentarte (nombre y descripción de tu personaje).
A continuación, narrarás el proceso de investigación (podés utilizar fragmentos de los cuentos), cuál es el crimen que se presentó, dónde sucedió, quiénes fueron los sospechosos y cuáles las pistas, así como también si contás con algún ayudante (como lo era Watson para Sherlock Holmes).
Por último, deberás desarrollar cómo finalmente descubriste el misterio y si eso te trajo consecuencias (cómo las amenazas que recibe el investigador de La pieza ausente). Claro, podés modificar las partes que consideres de cualquiera de los cuentos que elijas.

El texto puede tener alrededor de una página, pero esto es aproximado, puede ser algo más o un poco menos.

¡Manos a la obra! Pero… atención que no termina aquí:

Una vez que el texto esté corregido y reelaborado prepárate… en una fecha que te será informada, ¡Vamos a realizar una representación de ese detective en uno de nuestros encuentros virtuales! (para ese día deberás poder exponer de manera oral (y sin leer) tu relato en primera persona a modo de representación teatral, elegir un vestuario de detective y hasta cambiar tus características físicas, agregar lentes a tu personaje, bigotes o un sobrero, elegir una música de suspenso que te acompañe. Lo dejo librado a tu imaginación y estoy disponible para ayudarte a elaborar tu personaje. Animate.







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