Contenido para 7mo/ Detenidos Desaparecidos. Día de la memoria 24 de marzo

¡Buen día hermoso grupo de 7mo!
Durante esta semana vamos a realizar una serie de actividades que tienen que ver con un día que ya se acerca y que es muy importante para nuestro país (y también para muchos de nuestros países vecinos, ya lo verán): el 24 DE MARZO, DÍA DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA.
Seguramente algo recordarán de años anteriores, de lecturas, actos escolares e intercambios entre compañeros y compañeras. Este contenido está dentro de un bloque muy importante de las Ciencias Sociales de 7mo grado: el bloque llamado DEMOCRACIAS, DICTADURAS Y PARTICIPACIÓN SOCIAL (Período 1976-1983).
Existen dos conceptos muy importantes que vamos a desarrollar: el de terrorismo de Estado y el de dictadura cívico-militar.
Para esto vamos a intentar dar respuesta a dos interrogantes:
·      ¿Quiénes fueron las y los detenidos-desaparecidos?
·      ¿Por qué desaparecieron?

Te invito en un primer momento a mirar el video de la serie Ausencias, del fotógrafo Gustavo Germano, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=FTb0SVGf4tI (Escuela de Maestros, material de trabajo 2017)
1.     ¿De qué trata la muestra fotográfica?
2.     ¿Qué quiso transmitir el fotógrafo? ¿Por qué?
3.     ¿Qué sensaciones les transmitió el video? ¿Por qué?


El 24 de marzo de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas Armadas de nuestro país usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso Nacional y las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y anularon las actividades gremiales como así también la de los partidos políticos. En suma clausuraron las instituciones fundamentales de la vida democrática.
La Constitución Nacional –es decir, la ley de leyes de la República Argentina–, dejó de regir la vida política del país y los ciudadanos quedaron subordinados a las normas establecidas por los militares. Se inició entonces una dictadura que se instaló en el gobierno por la fuerza, por medio de lo que se denomina golpe de Estado. El gobierno de facto estuvo integrado por una Junta Militar que reunía a los máximos jefes de las tres Fuerzas Armadas: el ex general Jorge Rafael Videla por el Ejército, el ex almirante Emilio Eduardo Massera por la Marina y el ex brigadier Orlando Ramón Agosti por la Aeronáutica.
El golpe de 1976 fue el último pero no el único. Desde 1930 nuestro país había sufrido sucesivas interrupciones del orden democrático. La supresión de los gobiernos elegidos por el pueblo, la represión de los conflictos que surgían entre distintos sectores sociales y la apelación a la violencia habían sido, lamentablemente, bastante frecuentes desde esa fecha. Sin embargo, la dictadura que se inició en 1976 tuvo características inéditas, recibiendo el nombre de terrorismo de Estado.

Ahora te propongo un segundo momento, lee el siguiente texto del portal educ.ar sobre detenidos-desparecidos:


Detenidos-desaparecidos
En 1979, en una entrevista periodística, el dictador Jorge Rafael Videla dijo una frase que con el tiempo se volvió tristemente célebre: «Le diré que frente al desaparecido en tanto este como tal, es una incógnita, mientras sea desaparecido no puede tener tratamiento especial, porque no tiene entidad. No está muerto ni vivo… Está desaparecido» (1).
La palabra «desaparecido», tanto en Argentina como en el exterior, se asocia directamente con la dictadura de 1976, ya que el terror estatal tuvo como uno de sus principales mecanismos la desaparición sistemática de personas.
El término «desaparecido» hace referencia, en primer lugar, a aquellas personas que fueron víctimas del dispositivo del terror estatal, que fueron secuestradas, torturadas y, finalmente, asesinadas por razones políticas y cuyos cuerpos nunca fueron entregados a sus deudos y, en su gran mayoría, todavía permanecen desaparecidos.
Otras dictaduras de Latinoamérica y el mundo también secuestraron, torturaron y asesinaron por razones políticas, pero no todas ellas produjeron un dispositivo como la desaparición de personas y el borramiento de las huellas del crimen. Lo específico del terrorismo estatal argentino residió en que la secuencia sistematizada que consistía en secuestrar-torturar-asesinar descansaba sobre una matriz cuya finalidad era la sustracción de la identidad de la víctima. Como la identidad de una persona es lo que define su humanidad, se puede afirmar que la consecuencia radical que tuvo el terrorismo de Estado a través de los centros clandestinos de detención fue la sustracción de la identidad de los detenidos, es decir, de aquello que los definía como humanos.
Para llevar adelante esta sustracción, el terrorismo de Estado implementó en los campos de concentración una metodología específica que consistía en disociar a las personas de sus rasgos identitarios (se las encapuchaba y se les asignaba un número en lugar de su nombre); mantenerlas incomunicadas; sustraerles a sus hijos bajo la idea extrema de que era necesario interrumpir la transmisión de las identidades y, por último, adueñarse hasta de sus propias muertes.
Los captores no sólo se apropiaban de la decisión de acabar con la vida de los cautivos sino que, al privarlos de la posibilidad del entierro, los estaban privando de la posibilidad de inscribir la muerte dentro de una historia más global que incluyera  la historia misma de la persona asesinada, la de sus familiares y la de la comunidad a la que pertenecía. Por esta última razón, podemos decir que la figura del desaparecido encierra la pretensión más radical de la última dictadura: adueñarse de la vida de las personas a partir de la sustracción de sus muertes.
Por  eso,  cada  acto  de  los  cautivos  tendientes  a restablecer su propia  identidad y a vincularse con  los otros en situación de encierro  resultó una  resistencia fundamental  a  la política de desaparición.  Lo mismo ocurre cada vez que se  localiza a un niño apropiado, hoy  adulto,  y  cada  vez  que  se  restituye  la  identidad y  la  historia  de  un  desaparecido.  El  Equipo  Argentino de Antropología Forense (EAAF) se destacó desde muy  temprano en  la búsqueda e  identificación de  los cuerpos de  los desaparecidos que  fueron enterrados como NN. El EAAF posee un banco de datos que, en este momento, articulado con el Estado nacional, continúa permitiendo el encuentro entre los familiares y los cuerpos de las víctimas.
Estas,  son  formas  de  incorporar  a  los  desaparecidos  a  la  vida  y  a  la  historia  de  la  comunidad,  son modos de  torcer ese destino que, según  las palabras de Videla, era sólo una «incógnita».
(1)      La declaración de Videla está tomada de Noemí Ciollaro, Pájaros sin luz,  Buenoa Aires, Planeta, 1999. Fue  reproducida en  los medios de comunicación el 14 de diciembre de 1979.


1.     ¿A qué hace referencia, entonces, el término detenido-desaparecido?
2.     ¿Qué es el terrorismo de Estado? 
3.     ¿Qué dispositivos se usaban para provocar terror en la población?
4.     ¿A qué se didicó y se dedica el Equipo Argentino de Antropología Forense?




Tercer momento: Testimonios
A partir de la lectura de testimonios de familiares y amigos de detenidos-desaparecidos, de personas que estuvieron detenidas y sobrevivieron, de declaraciones de época y de textos historiográficos escriban un texto en donde queden relejadas las distintas actitudes de la gente durante los años de la dictadura.
·      “Los vecinos dejaron de mirarnos, dejaron de saludarnos, nos daban vuelta la cara. Y habían sido muy amigos los vecinos, pero después de ese día (se refiere al día de la desaparición de su hijo) pasaban y nos daban vuelta la cara. Decían que mi hijo era subversivo. Como todo el mundo decía que eran los subversivos los que estaban desaparecidos, que por eso los llevaron, los vecinos repetían que era subversivo. Pasado el tiempo, cuando se supieron las cosas como fueron y todo, parece que la gente reaccionó. Ahora vienen acá como si tal cosa los vecinos”. (Testimonio de Ana, madre de un joven desaparecido.)

·      “Al principio era peligroso acercarse a nosotras (se refiere a las madres de los desaparecidos). La gente tenía miedo de escucharnos. Si yo me paraba en la carnicería de mi barrio, en la verdulería o en el almacén y les contaba que a mi hijo lo habían secuestrado, que yo había averiguado que, en los regimientos, pasaba tal cosa, a los cinco minutos, no quedaba absolutamente nadie ahí escuchando, todos se escapaban y todos me miraban como algo peligroso. La gente no quería tampoco enterarse…” (Testimonio de Haydeé, madre de un joven desaparecido.)


·      “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, en seguida a aquellos que permanecen indiferentes y finalmente, a los tímidos”. (Declaraciones de Ibérico Saint-Jean, 1977, ex general del Ejército y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires.)

·      “Más allá de ciertas complicidades activas y entusiastas, es factible postular que una gran mayoría de argentinos transitó aquellos años entre el consenso tácito, la indiferencia y el miedo (…). Compañeros de trabajo o de estudio que “desaparecían”, vecinos que comentaban que a tal o cual “se lo llevaron”, autos sin patente que circulaban por las noches con armas a la vista de todos, amigos que se iban del país, rumores… Y los argentinos, ¿sabían o no sabían lo que estaba pasando? Es cierto que la prensa estaba censurada, pero también lo es que no tan esporádicamente aparecían noticias de extraños hallazgos de cadáveres flotando en la costa rioplatense o dinamitados en algún descampado. Es cierto que muchísimos secuestros eran realizados a la luz del día o en espacios públicos, pero también es cierto que era muy difícil creer que esas personas sencillamente “desaparecían” o, más aún, que los militares argentinos fueran capaces de torturar y matar. Y lo que es fundamentalmente cierto, en todo caso, es que si bien la represión estatal fue clandestina, era necesario para diseminar el miedo y el terror, que algo, por pequeño que fuera, se viera, se escuchara, se supiera. Algo, no todo. Una pequeña porción que funcionara como advertencia, tanto o más efectiva que aquella otra advertencia oficialista convertida en lema: NO TE METAS. Frente a esto, la mayor parte de la población “miró para el costado”: optó por el silencio o la negación, recluyéndose en ámbitos íntimos y privados, e intentando no preguntarse ni hablar demasiado de lo que estaba sucediendo. Una condición necesaria para esto es el autoconvencimiento de que “eso a mí no me va a pasar”, que lo que quiera que esté pasando “no es asunto mío”, que “no hay nada en mi conducta (como sí la hay en la de los otros) que me ponga en riesgo”. De ahí que, ante los cuestionamientos aislados que se filtraban en la prensa o en las conversaciones diarias, se sostuviera, si alguien desaparecía, que “por algo será”, que “algo habrá hecho” o que “en algo andaría”.



1.     ¿A qué actividades, trabajos o profesiones se dedicaban las y los detenidos-desaparecidos?
2.     ¿Cómo reaccionaban los vecinos y vecinas ante el relato de un familiar que estaba atravesando esta situación de terrorismo de Estado en su familia?
3.     ¿Cómo reaccionaba la prensa o se escuchaba en las conversaciones diarias cuando alguien “desaparecía”? ¿Qué frases se decían?


A modo de cierre
Algunos ciudadanos e investigadores prefieren hablar de golpe cívico-militar. ¿Por qué? Porque entienden que los militares no actuaron solos ni por su cuenta. La decisión de tomar el gobierno contaba con la adhesión de diversos grupos de la sociedad (sectores con gran poder económico, grupos conservadores, algunos medios de comunicación aines) que entendían que una dictadura era necesaria para organizar el país.
De este modo, a la vez que se desarrollaban acciones de control, disciplina y violencia nunca vistas sobre la sociedad, se tomaban decisiones económicas que privilegiaban el ingreso de bienes y mercancías desde el exterior por sobre la producción de nuestro país. Así miles de trabajadores de nuestras fábricas perdieron su trabajo debido a que la industria nacional no podía producir productos a un precio similar o menor a los importados. Este proceso fue acompañado por una campaña publicitaria que intentaba convencer a la población de que la industria argentina era mala, de baja calidad y asociaba  a lo venido de afuera con lo bueno, lo interesante, lo deseado, ocultando que en esa decisión miles de argentinos quedaban sin trabajo y muchas familias perdían su salario y pasaban entonces a ser pobres.

Hoy, a 44 años de la dictadura cívico-militar en la Argentina, la Asociación Abuelas de Plaza d Mayo sigue buscando a muchos de los bebés apropiados, que ya son adultos y aldultas. Seguiremos estudiando y reflexionando sobre estas experiencias para que la MEMORIA siga activa y para que la Verdad y la Justicia lleguen para todas las víctimas del terrorismo de Estado. 
Este próximo martes 24 de marzo declaremos muy fuerte: NUNCA MÁS.

ANEXO (audiovisuales propuestos para ampliar el estudio de este período)

                         https://www.youtube.com/watch?v=K2OqV3s0tNU

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